Coldplay regalará un disco a través de su web, y en los conciertos

Según leo en Tuexperto:

Regalará un disco con nueve canciones a partir del 15 de mayo. Lo ha anunciado la misma banda británica Coldplay, dispuesta a ofrecer grabaciones en directo en forma de descarga gratuita a través de la página web oficial. Por otra parte, los fans que acudan a algún concierto de su próxima gira recibirán un CD físico con las mismas canciones, en agradecimiento a su fidelidad en tiempos de crisis.

Una buena noticia.

Smithereens en concierto

The smithereens
Pat Dinizio
Pat Dinizio
Jim Babjak
Jim Babjak

Smithereens no estarán nunca en la lista de artistas mas vendedores, ni sus canciones sonarán constantemente en las emisoras comerciales, ni sus componentes se harán famosos por su agitada vida sentimental con famosas; ni falta que les hace.

Smithereens sabe hacer muy bien su papel dentro del circo del rock, porque por sus venas corre auténtico rock & roll.
Lo que vimos en la casa del loco fue un ejemplo de lo que una banda, que lleva casi 30 años en el escenario, mejor sabe hacer.

the city lights
the city lights

El concierto empezó con «CITY LIGHTS» banda australiana que presentaban su último disco «EL SOL». Con aspecto muy «british» hubieran pasado por un grupo de los finales de los 70 de Inglaterra. Repasaron algunas canciones y hasta hicieron versiones de algún éxito de Elvis Costello. Rápidos guitarreos, buen ritmo y acelerado rock para algo mas de 40 minutos de concierto.

Smithereens salieron a por todas y empezaron repasando alguno de sus éxitos de los 80 pertenecientes a sus discos mas conocidos en España «GREEN THROUGHS» y «SPECIALLY FOR YOU«. La banda que lidera desde el principio Pat Dinizio, estaba formada por Jim Babjak a la guitarra, Dennis Diken a la percusión, y Severo «The Thrilla» Jormacion.

Comentaron sus 29 años en el escenario y tocaron aquellos temas que recordábamos mejor. Pidieron la colaboración del público en temas como «In a lonely place» que en el disco original era cantada junto con Suzanne Vega.
Hicieron guiños a otras bandas de rock como «THE WHO» de los que tomaron prestados unos acordes en la canción «House We Used to Live In».

Realmente son una banda de rock de antaño, de músicos experimentados que disfrutan en el escenario con cada actuación y saben conectar con el público asistente. Finalizaron su concierto con su mayor éxito «Blood and roses» tema que interpretaron en su parte final, abajo entre el público, haciendo disfrutar mas si cabe, a los asistentes.

Pero queríamos mas, y aún hubo un bis con 4 temas añadidos. A los que los recordábamos de aquellos años nos dejaron con un gran sabor de boca. Porque pocas bandas se entregan asi

TODAS LAS FOTOS DE THE SMITHEREENS

TODAS LAS FOTOS DE THE CITY LIGHTS

VIDEO DE «BLOOD AND ROSES»:

ANTONY & THE JOHNSONS EN DIRECTO

Así empezó el concierto anoche en el Anfiteatro 43 de la Expo. Acompañado por la Milano Orchestra, repasó algunos de sus éxitos (pero se dejó «Hope There´s Someone»), y presentó temas de su próximo disco.
Impresionante el silencio que se hizo entre el público cuando cantaba, y la ternura que desprendió desde el primer momento. Luego enlazo mas videos que pude grabar.

De una crónica a una entrevista por radio, de punta a punta de España

A raiz de este post que escribí sobre el concierto de Paul Weller en Zaragoza, se pusieron en contacto conmigo la gente de La ganzúa, una emisora gallega. Y ayer me hicieron una pequeña entrevista en las que les conté lo que me había parecido y otros detalles del concierto.

Muy agradecido a Xavier por el detalle. Ha prometido mandarme el mp3 de la entrevista. Y si vives por la zona que emiten, podrás escucharme hoy entre las 2 y las 3 de la tarde.

Daniel Zueras y los girasoles

Me cuentan desde El club de los imposibles que Daniel Zueras actuará el próximo 7 de septiembre en la Expo:

el próximo 7 de Septiembre Daniel Zueras actuará en el Pabellón de Zaragoza aproximadamente a las 20:00 h. en el día del Ayuntamiento de Zaragoza en la Expo.

Será una actuación de unos 40 minutos, arropado por su banda e  interpretando los clasicos que le hicieron conocido en la Academia de OT, así como temas de su último disco «Siempre Sale El Sol», no faltará «Tambores Sonarán», Versión Pop del Himno oficial de la Expo y compuesto por Julio Mengod.

Después de Daniel, actuará nuestro amigo Alejandro Monserrat y su grupo, aproximadamente sobre las 21:00 h., con su espectáculo «Aviso a navegantes».

Y de paso, me entero que ayer alguien se encontró con él por Zaragoza, iba en su moto, y con un gran ramo de girasoles. Cosas de la red, que hace difícil el secretismo de algunas cosas.

Concierto de Diana Krall

El pasado sábado 2, tuvo lugar el concierto de Diana Krall en el Anfiteatro 43 de la Expo de Zaragoza. Para mi era uno de los conciertos mas esperados.

La pianista canadiense, estuvo acompañada de un guitarra, bajo y batería, y durante 90 minutos desgranó preciosas piezas de su repertorio, sin olvidarse de algunos clásicos como «The Look of love» y «I got you under my skin«.

Estuvo bastante comunicativa con el público y se tomó con buen humor un par de interrupciones en forma de fuegos artificiales, que se estaban tirando dentro del recinto de Ranillas.

Me gustó bastante, y se me hizo corto. El sonido tal vez un poco bajo, pero con la calidez de su voz y el buen ambiente que había no importaba. A destacar, para mi gusto ,el guitarrista que le acompañaba, hizo unas intervenciones muy válidas, y por cierto… a mi me recordaba a Eric Clapton, tanto en su forma de tocar, como fisicamente.

Aqui os dejo el video que pude grabar del clásico de Burt Bacharach «The look of love«:

Youssou N’Dour puso el ritmo en la Expo de Zaragoza

Ayer, viernes 18 actuó en el Anfiteatro 43 de la Expo, el músico senegalés Youssou N´Dour.

Acompañado de su banda, hizo un repaso a alguno de sus éxitos, y sobretodo llenó de ritmos bailables el recinto. Apareció a las 23:30, hora prevista, y durante algo mas de 90 minutos contagió a todos los presentes con melodías y músicas tipicamente africanas que hicieron la delicia de todos.

Hubo gran número de asistentes senegaleses que coreaban las canciones y demostraban que llevan el ritmo en el cuerpo bailando sin parar.

Entre los temas que tocó destacaron «Seven seconds» y «New Africa». El concierto se lo dedicó a Nelson Mandela que ayer cumplía 90 años.

Grabé unos cuantos videos, pero todavía no están subidos a Youtube. En cuanto estén disponibles, pondré alguno aqui.

De momento pongo el video de su canción Seven seconds:

Otros videos (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8)
Como en la anterior crónica también destaco dos notas malas:

1.- La gente se sigue sentando en las escaleras de acceso

2.- Al no abrir una de las puertas que están abajo junto al escenario, la mayoría de la gente se apelotonó en el lado derecho del escenario, quedando practicamente libre el otro lado.

Y Paul Weller aterrizó en Zaragoza

Paul Weller, compositor prolífico, y fundador de bandas tan importantes como The Jam y Style Council, actuó ayer en Zaragoza.

Con una puntualidad británica, el cincuentón Paul salió al escenario del Anfiteatro 43 de la Expo con la clara intención de repasar su nuevo disco «22 dreams», y algún que otro tema del pasado. Lástima que solo una canción perteneciese a la época de The Jam, y ninguna al repertorio de Style Council. Era el único concierto que daba en España en esta gira, y el auditorio estaba bastante lleno.

Empezó con una poderosa «Blink and You’ll Miss It», de su anterior álbum «As is now», y siguió presentando la mayor parte de las canciones de su último disco.

Acompañado de unas cuantas guitarras (por lo menos 4 distintas sacó al escenario), y con alguna canción al piano, mostró sus dotes de buen músico, llenando el auditorio de buena música, buenos guitarrazos, y de clase.

De la banda quiero destacar al batería que hasta ofreció un pequeño «solo», algo que casi no se ve en estos tiempos.

Para finalizar el bis eligió una versión (fantástica) de «All you need is love» de The Beatles. Fué un cierre magistral a dos horas de concierto, de cierta nostalgia mod.

Estoy subiendo unos videos a Youtube, que a medida que estén disponibles colgaré aqui.

Video del «ALL YOU NEED IS LOVE» con el que cerró la actuación.

Otros videos del concierto:
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

PD: Dos cosas que no me gustaron.

1.- El engaño de las cervezas. En el bar que hay abajo, junto al escenario, tienen unos vasos de 25cl, que están cobrando por 33 cl (según pone en el cartel de precios que tienen en la pared). Se lo dijimos al camarero que estaba en la barra, y nos dijo que la marca de 25 cl, está ahi (a 3 mm del borde del vaso) , pero que ellos llenan un poco mas. Pero ni de casualidad caben 8 cl en esa porción de vaso.

2.- Gente en las escaleras. De verdad que no entiendo a la gente que se sigue sentando en las escaleras de acceso a las gradas. Faltaba un rato para empezar el concierto, había sitio de sobras tanto abajo, de pie, como en las gradas, sin embargo a la gente no le preocupa lo mas mínimo ocupar las escaleras que se suponen son para subir y bajar. Aqui os dejo una foto que demuestra como estaba la gente. De verdad, que poco «conocimiento». Ah!, y nadie de la organización hizo nada por subsanarlo. El día que pase algo, nos lamentaremos.

El primer concierto de Tom Waits en España

Lo reconozco, tengo debilidad especial por éste músico. No se que es lo que mas me gusta de él. Su voz rota, sus melodías caóticas, sus sonidos estridentes, su vertiginosa producción musical, todo junto.

El caso es que vino la semana pasada por primera vez a España, y lamentablemente no estaba entre los asistentes. Pero me basta (que remedio) con leer estas crónicas que recopilan en el blog Máquina de huesos:

Los amigos de Noticias de Gipuzkoa:

El prodigioso akelarre de Tom Waits

Arranca en Europa la gira ‘Glitter an Doom’

El expresivo Tom Waits, en una imagen captada en los primeros instantes del concierto que anoche protagonizó en el Kursaal donostiarra.Foto: r. plaza

¿RECUERDAN el amargo diálogo final de Esperando a Godot ? Vladimir preguntaba: «¿Nos vamos?» A lo que Estragón respondía: «Sí, vámonos». El autor de la obra, Samuel Beckett, cerraba el libro con una última acotación: «No se mueven».

Pues bien. Otra lacerante y larga espera, la de Tom Waits, concluyó ayer en la capital guipuzcoana con un final más feliz que el de Godot, que jamás apareció. Sobre las 21.30 horas, el artista californiano -cuyo parecido con Beckett, por cierto, es asombroso- saltó a la arena del Kursaal y desató la taquicardia entre las 1.800 almas que le aguardaban con inusitada expectación. En 35 años de carrera, Waits nunca había pisado un escenario español, y que haya elegido Donostia como la primera ciudad del Estado que visita es un hecho que debe ser considerado como histórico. De ahí el nerviosismo que podía percibirse en el recinto.

Cobijado bajo uno de esos sombreros que son para él lo que la pipa para Sherlock Holmes, Waits irrumpió en el escenario con la banda que le acompaña en esta gira bautizada como Glitter and Doom -algo así como «brillante y tenebrosa» o «brillante y maldita»-. Patrick Warren (teclados), Omar Torrez (guitarras), Vincent Henry (vientos), Seth Ford-Young (bajo) y su hijo Casey Waits (batería y percusiones) pusieron su artillería sonora al servicio del infernal akelarre del viejo de Pomona.

repertorio más reciente

«Aullar y tocar»

Habían prometido «aullar» y tocar mambos y rumbas. Y eso es precisamente lo que hicieron. En el primer tramo del concierto sonaron canciones como Lucinda -que fue la primera-, Way down in the hole , Falling down , Hold on y una incendiaria Lie to me . Posteriormente, solo al piano, Waits interpretó varias piezas, para acabar con una escalofriante Innocent when you dream , que incluso hizo caer la lágrima de más de uno.

El grueso del repertorio lo centraron los temas de sus últimos álbumes –Mule Variations , Blood Money , Real Gone , Orphans -, y ello provocó que algunos espectadores lamentaran el olvido de trabajos de juventud tan brillantes como Closing Time , Small Change o Heartattack and Vine .

Terminado el concierto, sin embargo, todos coincidieron en calificar la actuación de prodigiosa y en señalar que, sin duda, protagonizar la obra Esperando a Waits había merecido la pena.

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La Vanguardia

El carisma de Tom Waits seduce a San Sebastián en su primer directo en España

El cantante californiano ha ofrecido esta noche en el Kursaal un formidable aperitivo del doble concierto que hará lunes y martes en Barcelona

San Sebastián.(EFE).- A Tom Waits siempre le han perseguido los adjetivos más extremos, que han alimentado además su carisma de músico de culto, y lo que hoy ha hecho en San Sebastián va a seguir engordando esa leyenda de «outsider» que se resiste a encasillamientos y que ha dejado a todo el mundo con ganas de más.

El cantante californiano ha ofrecido esta noche en el Kursaal un formidable concierto, el primero de su carrera en España y el primero también de su gira «Glitter and Doom» en Europa, que le llevará el lunes y el martes a Barcelona, y después a Milán, Praga, París, Edimburgo y Dublín.

Quienes han llenado esta noche el auditorio donostiarra no iban a la aventura, era una gran mayoría de seguidores devotos que conocía sobradamente la trayectoria de Waits, pero una cosa es saber y otra vivir a unos pocos metros el «show» de este gran contador de historias, casi indefinible sobre el escenario, donde ha logrado que convivan la fuerza, el reposo, el humor y la poesía.

Lo ha hecho en dos horas largas y 24 canciones, tocado con su inseparable sombrero, en un repaso a buena parte de su discografía y con un resultado impactante, cómplice con el público y realmente hermoso muchas veces.

Sus seguidores lo han recibido puesto en pie, lo han aclamado repetidamente y lo han seguido, se han dejado llevar por un gran músico que parece saber muy bien lo que quiere la audiencia, a la que se ha entregado como es, manierista y excéntrico, y con mucha alma de «clown».

Una plataforma circular de unos pocos metros le ha bastado al compositor estadounidense para moverse sobre el escenario, que sólo ha abandonado para interpretar tres temas al piano, entre ellos, «Innocent when you dream», con el que el público le ha acompañado en el estribillo y con el que ha conseguido uno de los momentos más bellos de la noche.

Como un viejo predicador, vestido con chaqueta y chaleco gris y unas botas que bien podrían haber trillado decenas de kilómetros, Waits no ha necesitado apenas dar un paso. Girando sobre sí mismo, encorvándose y jugando a volar con los brazos ha dominado su pequeño teatro.

Si en algo ha respetado la ortodoxia ha sido en el programa, pues ha mantenido el esquema de su «Glitter and Doom» americana, en la que ha dejado hueco a buena parte de sus grabaciones, pero dando un mayor peso a álbumes como «Mule Variations», del que no han faltado «Hold on» y «Black market baby», y «Real Gone», del que ha interpretado unas estupendas «Hoist that rag» y «Make in rain».

«Cold cold ground», «November», «Falling down», «All the world is green» y «Cemetery polka» son otras de los temas que se han escuchado en esta cita, histórica sin duda alguna para sus fieles, en la que se ha pertrechado del megáfono para cantar «Chocolate Jesus».

Quizá su voz áspera haya sonado menos a la del ogro que se va a comer al niño del cuento, pero la esencia Waits ha permanecido de principio a fin en este concierto del estreno español, que ha concluido con «Anywhere I lay my head», de su disco «Rain dogs».

Antes de ese tercer bis había cantado «Trampled rose» y «Eyeball kid», donde el ojo del chico se convirtió en una pelota-boomerang disparada en cualquier dirección, todo un número circense para adornar un final que nadie deseaba que llegase.

A Waits, con 58 años, la época de clubes y garitos nocturnos se le acabó hace tiempo. Ahora tiene mujer e hijos y uno de ellos, Casey, le acompaña en esta gira a la percusión, pero seguro que más de uno habrá abandonado esta noche el Kursaal con cierta sensación de que la ropa le olía algo a tabaco.

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Borja Hermoso en El País

Nunca nadie aulló así

Tom Waits fascina en San Sebastián en el comienzo de su gira europea

Tom Waits en San Sebastián ya es nostalgia. Se fue a la medianoche en punto, a la hora en que las brujas y los trasgos respetables se retiran a sus aposentos, donde no es descartable que les aguarde un buen bourbon. En la tierra fría, fría, como él mismo cantó ayer desde debajo de su bombín negro de deshollinador a tiempo parcial. Rugiendo, maullando y aullando adioses confusos de difícil o imposible descripción.

Se llevó las almas del público, almas borrachas de ‘blues’, de rock, de ‘soul’…

Fue uno de esos raros conciertos con el marchamo de inolvidables

El cantante lleva una banda extraordinaria, y eso no admite un pero

Horas después, la bandera negra del trovador truculento seguía ondeando en los mástiles del Kursaal sobre las cabezas de 1.800 pobres diablos. Días después, semanas, meses, quién sabe si años y hasta lustros que ya serán recuerdo, los efluvios del desconcierto permanecerán incrustados en los tímpanos y en las retinas de todos nosotros, pobres reos de nocturnidad, incautos rehenes temporales del bardo de Pomona, California, planeta mundo, según se mira, a mano izquierda de la fascinación y el embeleso, en la tierra fría, fría.

En San Sebastián, ayer por la noche, como quien se autoinmola a lo bonzo para dar cuenta de una inquebrantable confianza en su propia apuesta, Tom Waits se llevó las almas del público, almas borrachas de blues, de rock, de soul, de carnaval y de circo, aulló pasiones y lamentos como nadie nunca había aullado, se quedó con la chica, con las chicas, pese a exhibir una de las jetas más inexplicables de la historia de la fisicidad humana -un cruce temible entre Lee Marvin y el hermano Salvatore, el monje políglota y demoniaco de El nombre de la rosa- y ejerció de lo que sabe: una factoría de ruidos y melancolías.

Después de haberse pegado una semana de vacaciones familiares y gastronómicas en las calles y tascas de San Sebastián y Pamplona (Arzak, Akelarre, Rekondo, Sanfermines y hasta una peluquería en la que soltó al peluquero: «¡Hola, quiero un corte a lo Tom Waits!»), el creador de himnos de azufre como Cold Cold Ground (desoladora su versión de ayer por la noche en San Sebastián) o Innocent when you dream (divertida, áspera y bromista en el Kursaal) protagonizó uno de esos raros conciertos marcados con el marchamo de lo inolvidable. Dos horas de música, poesía, mímica, vodevil, contorsionismo, procacidad, susurro, rugido, cariño, sorpresa, siempre la sorpresa, siempre, ayer -durante dos largas pero tan cortas horas- la dulce y escasa dictadura de lo imprevisible.

Falling down… y todo recobra otro sentido ahí, hundido / abrumado en tu butaca viendo venir la noche, oyendo rugir al monstruo. Y da igual que el malditismo militante ocupe los ínfimos tiempos muertos, y da igual que ese señor californiano y feo que ruge y brama recitados y chistes dé la sensación a veces de estar quedándose con el personal, que, por cierto, traga con todo, incluso con el desembolso de 133 euracos de vellón, con la que está cayendo aquí y en Bujumbura.

«Tengo una banda estelar, todos tocan con la precisión de un coche de carreras», le gusta decir a Tom Waits, y nada se le puede objetar visto lo visto, oído lo oído ayer: Larry Taylor en el bajo, Patrick Warren en los teclados, Omar Torrez a la guitarra, Vincent Henry en los vientos (increíbles sus solos soplando dos saxos al tiempo) y su hijo Casey Waits a bordo de la batería arroparon inconmensurablemente al padre de Swordfishtrombones en el arranque de su gira europea.

Hay que establecer, tras lo de ayer en el atestado Kursaal donostiarra, dos evidencias tan irremediables como que todo tiene principio y fin y como que al igual que nacemos, morimos: una, Tom Waits (60 tacos el año que viene) es un animal escénico de primer orden, no diremos que a la altura de su adorado Marcel Marceau, pero eso sí, con lujo de estruendos; dos, Tom Waits lleva una banda extraordinaria, y eso no admite un pero.

Él mismo se unió a la kermesse instrumental tocando por tiempos la guitarra, el piano y las maracas, desafinando (pero con estilo) desde un enorme megáfono y hasta dando pataditas chulescas a unos aparatitos ignotos e indescifrables que estaban en el suelo, justo delante de sus pies, y que hacían cling cling cling, una bobada como otra cualquiera, pero que de repente te transportaba a la antesala de cualquier viejo circo de los arrabales. Sabe mucho Tom Waits del sonido triste de los circos, mientras al fondo pasan trenes que van exactamente a ningún sitio.

Hizo mucho caso a uno de sus grandes discos, Blood money, al que en ocasiones le puso, de forma sorprendente una vez más, el rasgueo vibrante de una guitarra española en las manos de Omar Torrez. Siempre, otra vez, a la contra, siempre dispuesto a dar la batalla de la sorpresa.

La no-relación de Tom Waits con un país llamado España ya es pasado. Ayer estuvo en San Sebastián. El lunes y el martes estará en Barcelona. Algún día, algún abuelo, en algún lugar, dirá a sus nietecitos: «Yo le vi».

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Agencia EFE

Tom Waits, el genio ronco capaz de hipnotizar a todo un país

El Kursaal de San Sebastián fue testigo del primer concierto en España del músico



Unos cuantos privilegiados se fueron anoche más felices que nunca a la cama. En su primera visita en concierto a España, Tom Waits regaló una noche única en el Kursaal de San Sebastián a los 1.800 fans que quisieron saborear hasta el último instante de una antológica actuación que ya ha pasado a la historia musical española y para la que a nadie parecía importarle el astronómico precio de la entrada (de 100 a 125 euros las oficiales, las otras, sería imposible de calcular).

El singular cantante, compositor de los bajos fondos, abrió además con su concierto en San Sebastián la gira europea de Glitter and Doom, que le llevará a Barcelona los días 14 y 15 y después a Milán, Praga, París, Edimburgo y Dublín.

En su actuación sonó Way down in the hole, además de Lucinda, que fue la elegida para abrir un concierto donde no faltaron algunos clásicos de sus álbumes Rain dogs, Bone machine, Mule variations y Real Gone, considerados por muchos como los mejores del genio californiano.

Hace ya varios años que Waits atraviesa una segunda juventud, sobre todo después del lanzamiento de Real Gone (2004), su último disco de estudio, o el triple CD de rarezas Orphans (2006), con el que ha vuelto a estar en la boca de todos. Él, que parece plantar cara al paso de los años, regaló una noche de música inolvidable. Fueron himnos para borrachos impregnados de música popular americana y de blues, dos estilos por los que sigue caminando el cantante de voz áspera que tantos palos ha tocado, siempre de una forma personalísima y cada vez más experimental.

Si en la última década Waits ha huido prácticamente del directo y sólo se ha prodigado por aforos reducidos, para Glitter and Doom ha elegido teatros y auditorios, todo un privilegio para las casi 1.800 personas que le vieron en San Sebastián y las 6.200 que lo harán después en Barcelona.

En la gira, que comenzó el pasado 17 de junio en Phoenix, Waits va acompañado por sus músicos habituales: el bajista Larry Taylor, la guitarra de Omar Torrez, Patrick Warren a los teclados y Casey Waits en la percusión. De ellos ha llegado a afirmar que «tocan con la precisión de un coche de carreras» y que todos ellos son «verdaderos prestidigitadores», ya que hace canciones con ellos que nunca se atrevería a tocar sin su presencia. «Multi-instrumentistas que incluso bailan la polka como hombres de verdad», ha comentado en varias ocasiones.

Si lo de anoche fue un triunfo por goleada, Barcelona espera ya ansiosa el doblete de Tom Waits.


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Javier Pérez de Albéniz en Soitu.es

El resto es silencio

SAN SEBASTIÁN.- Eran las 21:54 del sábado 12 de julio de 2008. A esa hora, ese día, Tom Waits pisó por primera vez un escenario español, el del Kursaal donostiarra. Tenía un gran foco de luz blanca sobre la cabeza y un desierto bajo los pies. Se ajustó el sombrero, golpeó el suelo con sus pesadas botas negras, levantó una polvareda y puso en marcha el teatro de su vida. Dos horas de ruidos, silencios y canciones. El hombre con el hígado jodido y el corazón roto ofreció un concierto, el primero de su gira europea («Glitter and Doom»), intenso, teatral, sorprendente y en ocasiones deslumbrante.

Juan Herrero (EFE)

San Sebastián pudo ver un iluminado Tom Waits.

Waits presentaba un aspecto excelente: el cuerpo de un espantapájaros, con las articulaciones descoyuntadas, el traje arrugado y una lija en la garganta. Perfecto para arrastrar por todos los rincones del planeta sus canciones sobre perros mojados, bebedores de whisky en tazas de té y chicas que sólo son inocentes cuando sueñan. Desde ‘Cold Cold Ground’ a ‘Hold On’ pasando por ‘On the Nickel’. Canciones que disfrutaron de un sonido perfecto desde el primer minuto de concierto, algo nada habitual. Como no lo es la solvencia y discreción de unos músicos vestidos de riguroso negro: guitarra, teclados, contrabajo, saxos y batería (con la colaboración especial de otro de los hijos de Waits, además del batería, al clarinete y percusiones).

A lo largo de dos horas, con la sala repleta, el californiano dio un repaso a su carrera, teniendo tiempo para sentarse al piano, tocar la guitarra eléctrica y acústica, filtrar su voz por un megáfono y jugar a la pelota con uno de sus ojos, en una broma rítmicamente siniestra. La banda sonora perfecta para una película de Tim Burton. Música de burdeles, de desguace de autobuses, de pensiones con chinches, de piano bar, de fábrica de alambre de espinos, de circo ambulante. Los sonidos del mundo y algunas cosas más en un escenario sencillo pero eficaz, en el que unos grandes focos laterales creaban tonalidades de diferentes colores. Naranja, rojo, blanco, dorado… Una puesta en escena brillante para unas canciones que no atienden a reglas, que se elevan sobre si mismas desde la voz irrepetible de un genio. Una alternativa inteligente a la monotonía, puede que la verdadera música.

En San Sebastián estuvo el Tom Waits de ‘Rain Dogs’ y ‘Swordfishtrombones’, el cantante de cabaret que ejerce de mimo, el actor que trata de pisar su propia sombra, el eslabón perdido entre Jack Kerouak y Joe Ramone. Toneladas de talento en un dios zarrapastroso que odia la televisión, que se niega a que utilicen sus canciones en publicidad y que jamás ha estrenado zapatos. Ajeno a las urgencias de la música actual, cubierto de purpurina, sudor y polvo, Waits bajó el telón a medianoche. Es un espíritu libre que, como Hamlet, cree que «el resto es silencio».


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Informativos Telecinco:

El primer concierto de Tom Waits en España alimenta su leyenda de músico de culto

El cantante californiano Tom Waits ha ofrecido un formidable concierto, el primero de su carrera en España y el primero también de su gira «Glitter and Doom» en Europa. Durante dos horas largas y 24 canciones sus fans han podido disfrutar de este artista en el Kursaal de San Sebastián.

Tom Waits, en su concierto en San Sebastián. Foto: EFE

A Tom Waits siempre le han perseguido los adjetivos más extremos, que han alimentado además su carisma de músico de culto. Su concierto en San Sebastián es un ejemplo más de la leyenda de «outsider» que se resiste a encasillamientos.

Los asistentes eran en una gran mayoría seguidores devotos que conocían sobradamente la trayectoria de Waits. Por eso han disfrutado con este gran contador de historias, casi indefinible, que ha logrado que convivan en el escenario la fuerza, el reposo, el humor y la poesía.

Tocado con su inseparable sombrero, ha hecho un repaso a buena parte de su discografía. Una plataforma circular de unos pocos metros le ha bastado al compositor estadounidense para moverse sobre el escenario, que sólo ha abandonado para interpretar tres temas al piano, entre ellos, «Innocent when you dream”.

Como un viejo predicador, vestido con chaqueta y chaleco ha dominado su pequeño teatro. Si en algo ha respetado la ortodoxia ha sido en el programa, pues ha mantenido el esquema de su «Glitter and Doom» americana, en la que ha dejado hueco a buena parte de sus grabaciones, pero dando un mayor peso a álbumes como «Mule Variations», del que no han faltado «Hold on» y «Black market baby», y «Real Gone», del que ha interpretado unas estupendas «Hoist that rag» y «Make in rain».

«Cold cold ground», «November», «Falling down», «All the world is green» y «Cemetery polka» son otras de los temas que se han escuchado en esta cita, histórica sin duda alguna para sus fieles, en la que se ha pertrechado del megáfono para cantar «Chocolate Jesus». Tres bises pusieron fin al concierto de un Waits que, con 58 años, puso hace tiempo fin a la época de clubes y garitos nocturnos. Pero seguro que más de uno habrá abandonado el Kursaal con cierta sensación de que la ropa le olía algo a tabaco.

Y un video:

Bob Dylan en Zaragoza

Dentro de la programación musical de la Expo, actuó ayer Bob Dylan en la Feria de Muestras de Zaragoza. Dejando aparte los comentarios sobre el recinto, que no me parece el adecuado, el concierto fue correcto, aunque no apasionado.

La ejecución de los temas fue bastante correcta, al principio mas country y con mas blues, para ir adentrándose en temas mas eléctricos y rockeros en determinadas fases del mismo. Dylan salió al escenario con su sombreto de ala ancha, sus pantalones con raya brillante y sin mirar al tendido. Ni una sola vez, Dylan se dirigió al público, ni para presentar las canciones, ni para saludar, ni para agradecer los aplausos. Solo al final, en el bis, presentó a la banda.

Los temas fueron variados, desde clásicos como «Just like a woman», o «Like a rolling stone», a los de su último disco Modern Times, pasando por repasos (a veces dificiles de reconocer) de otros éxitos de su carrera. Tocó también el «himno» cedido a la Expo «A hard rain´s a-gonna fall», pero sin hacer mención para nada al evento que estos días celebramos por aqui.

En algunos momentos dudaba si estaba escuchando a Dylan o a Tom Waits. Realmente tiene la voz estropeada este hombre.

Resumiendo un concierto simplemente correcto. Con una buena nota en cuanto a ejecución, pero con baja por su poca participación con el público. Al menos, eso si, nos deleitó con la armónica varias veces. También me hubiese gustado que cogiese la guitarra, pero eso…. otra vez será.