Al final va a resultar que le tenemos que agradecer a Microsoft que piense en los usuarios. Ahora la noticia es que el nuevo sistema operativo (ése que sufre continuos retrasos en su lanzamiento) va a necesitar la misma máquina que un WXP. Es decir, no va a seguir la tendencia de sus hermanos anteriores, que a cada versión comían más recursos, y por lo tanto requería más disco duro, más memoria, mejor placa, etc.
El substituto de Windows XP podría cumplir con los mismos requisitos de hardware que su antecesor, y ejecutarse con cierta soltura en equipos con, incluso, menos de 128 megabytes de RAM -cuando ahora el estándar se sitúa entre los 256 y los 512 megabytes-. Naturalmente, y aunque la ejecución sea posible sin una gran pérdida de rendimiento -es lógico que, cuanta más máquina, más rendimiento obtendremos-, habrá ciertas penalizaciones, como por ejemplo en el apartado gráfico.
¡Eso habrá que verlo!
¿Y no será que esta politica (de ser cierta) está mas influenciada por el hecho de que LINUX sea instalable en cualquier máquina a partir de 286?
¿Le está viendo las orejas al Linux el señor Gates?
¿Y qué ocurre con esa vieja intención de hacer un Sistema Operativo de 64 bits? ¿No será entonces necesario cambiar de máquina?
Demasiados interrogantes, y más con el tiempo que queda hasta que salga.
¿Penalizaciones en el apartado gráfico? Se suponía que Longhorn iba a «revolucionar» el escritorio. ¿Ésa es la revolución? ¿Se va a acabar el tener un maquinón para poder hacer doble click en «Mi PC»? Si es así…
¡Que viva la revolución!