Sería lógico pensar que sí, que Google es desde hace un tiempo una seria amenaza para el imperio Microsoft. Sus contínuos avances (algunos más afortunados que otros), pero sobre todo su forma de trabajar y de ofrecer gratuitamente sus herramientas, están constituyendo un gran peligro para las ansias del señor Gates.
En la web de la revista Fortune hay un artículo que analiza este tema. Lo descubro gracias a Enrique Dans, que además presta traducido uno de los párrafos mas jugosos:
… Microsoft no está precisamente preparada para la lucha. Su nuevo y ambicioso sistema operativo, Longhorn, acumula ya más de un año de retraso, a pesar de haberse reducido el ámbito del proyecto. Linux, el sistema operativo de código abierto del que Bill Gates se burlaba, lucha con Microsoft por la cuota de mercado tanto en el mercado de servidores como en el de ordenadores personales, forzando a la compañía a hacer algo antes impensable: ofrecer descuentos a sus clientes. El año pasado, Microsoft tuvo que gastarse mil millones de dólares en reescribir miles de líneas de código para intentar hacer sus programas menos vulnerables a los virus. La consola Xbox parece contar con críticas positivas de los jugadores, pero aún está por ver que gane dinero. Mientras, Apple le ha robado el protagonismo en la música online con sus enormemente populares iPod y iTunes. El debutante navegador Firefox, que puede ser descargado libremente en la Red, ha forzado a Gates a recomponer un equipo de desarrollo para Internet Explorer. Han pasado ya nada menos que cuatro largos años desde que el último producto de Microsoft generó un nivel de expectación similar al que ahora Google genera todos los meses.
Y todo ésto es verdad. Yo recuerdo los tiempos en que había verdadera euforia por conocer los nuevos productos de Microsoft. Sólo hay que recordar las colas que se hicieron en tiendas para adquirir (sí, adquirir) la versión de Windows 95. En un solo día debió vender más copias que de todas sus versiones anteriores de MS-DOS juntas.
A la vez que este retraso entusiasta se ha producido, han evolucionado «descaradamente» los seguidores de Linux, y de las herramientas made in Google. Es lógico pensar, pues, que algo ha cambiado en la mentalidad del usuario final.
Esperemos que pronto se sigan ofreciendo más utilidades Google, y si ese «anunciado» Google Office se confirma, las cosas se le pondrán muy, pero que muy mal a Bill.