Acabo de leer el artículo que publica El Pais, sobre el correo electrónico, su uso y su abuso. Al final del artículo, viene una entrada sobre un post que Enrique Dans publicó hace un tiempo.
Enrique divide a los usuarios del email en 6 grupos (aunque en el periódico dicen que son 5), a saber:
El «auditor»: Todo aquello que le envían debe ser guardado y clasificado con mimo… nunca se sabe cuando va a venir Peláez a decirle que él le pidió nosequé con fecha nosecuantos, o cuando se caerá el servidor corporativo y habrá que reconstruir la memoria colectiva a partir tan sólo de sus archivos, convirtiéndole así en héroe nacional…
El del «Síndrome de Diógenes»: como esos durísimos casos que aparecen de vez en cuando en las noticias… «hallado muerto en su domicilio un anciano entre toneladas de basura». Lo guarda todo, pero todo, todo, todo.
La «memoria selectiva»: se trata de una variante atenuada del síndrome de Diógenes o del auditor. Probablemente empezó igual, pero en algún momento, su ordenador explotó y le dejó amnésico, sin memoria histórica.
El «sentimental»: guarda sólo lo que tiene «de verdad importancia», el correo con su evaluación del desempeño, el e-mail de una ex-novia que le encontró en Google, la carta de aceptación de su artículo, el correo de despedida a toda la organización de aquel tío tan majo que trabajaba en el despacho de al lado… nunca los ha vuelto a consultar, pero ahí los tiene, en una carpetita que cuelga de su bandeja de entrada, como fotos amarillas en un álbum…
La «entropía total»: no sabe lo que tiene, ni donde lo tiene. De vez en cuando agrupa su enorme bandeja de entrada, en la que se acumulan spam, newsletters de todo tipo, correos de amigos y temas profesionales de todo tipo, y realiza operaciones que pueden calificarse en algún lugar entre la «pira purificadora» y la «limpieza étnica».
El «vivalavirgen»: ¿Para qué vamos a guardar nada, si la vida es un sinvivir? Total, las cosas se clasifican entre las que no son importantes, y por tanto hicimos bien en borrar, y las que sí lo son, y por tanto ya nos volverán a enviar… De vez en cuando nos abroncan por eso de «¿qué pasó con aquel correo pidiéndote nosequé que te envié el día tantos del tantos… «, pero total, siempre se le puede echar la culpa a la tecnología… En su bandeja de entrada, sólo unos pocos mensajes recientes.
Yo me veo , en una mezcla entre Auditor y el Sentimental. Y no solo me guardo lo que me envían (salvo del spam y las típicas tonterías que me envían al cabo del dia), también guardo lo que yo envío, casi con mas celo que lo recibido. Y tu… ¿de que tipo eres?