Es alucinante como la obsesión por el terrorismo está destruyendo las bases de la democracia en el mundo anglo. Sin duda, la trayectoria democrática del Reino Unido es brillante, pero ahora es un país en el cual las cámaras de videovigilancia se reproducen como setas y en el que a uno se le puede cerrar en la cárcel por «poseer documentos que sean útiles a alguien para preparar o cometer un atentado terrorista», sin necesidad de demostrar que, efectivamente, un atentado se estaba preparando. Bajo la misma ley, también se puede condenar a cualquier persona por el hecho de poseer cualquier artículo «con el objetivo de cometer un atentado». Supongo que ahora detendrán a todos los poseedores de «cutters», herramienta que se usó en los atentados del 11-S, y de novelas policíacas, ya que están llenas de ideas. Pasen y lean lo que le pasó a la «terrorista lírica» (The Economist).