Afortunadamente, de vez en cuando, uno descubre lugares de la geografía aragonesa que lo dejan maravillado.
Eso es lo que me pasó ayer cuando conocí Triste, un pequeño pueblo a las orillas del Pantano de la Peña, en la provincia de Huesca. Un rincón con muchísimo encanto. Realicé la visita gracias a la invitación de mi buen amigo José Luis Galar .
Nos hizo un día lo suficientemente bueno (a pesar del frío), para dar un par de paseos, uno de ellos posterior a una riquísima parrillada con productos exquisitos. He colocado alguna foto en Panoramio, para todo aquel que desconozca esta "pequeña Escocia", como la llama José Luis, al que por cierto, espero pronto su visión del día en su blog