La imaginación, poderosa arma. Y salvadora en tiempos duros.
Así se podría resumir la última novela que he leído «El Señor Pip» de Lloy Jones.
El argumento es el siguiente. Estamos en una isla del Pacífico, en los años 90. Hay una guerra civil. Allí vive Matilda con su madre. Su padre se ha tenido que ir en busca de trabajo a Australia. El único blanco de la isla, el señor Watts, se hace cargo de la escuela. No es profesor, no sabe de muchas cosas, pero alimenta la esperanza de los niños, y su imaginación. Cada día, además de su clase, les lee un capítulo de Grandes Esperanzas de Charles Dickens. Y Matilda se siente atraida por el personaje de Pip. Lo considera un amigo.
A partir de ahi, la guerra, la amistad, el cariño, la incultura, el desconocimiento, y otros factores, conforman el resto de la novela. Los personajes se mezclarán y la historia dará un vuelco que marcará la vida de todos ellos.
Muy amena, bella, muy recomendable, y como dice en uno de sus párrafos:
Una persona cautivada por un libro sencillamente se olvida de respirar.
Pues eso.