Hay veces que no entiendo la enseñanza actual. Me explico. En el colegio de mi hija que está cursando 3º de la ESO, le pidieron que para este mes de Febrero se leyera Moby Dick de Herman Melville.
Me alegré de que fuese ese libro porque le tengo mucho cariño de haberlo leido en mi juventud. Sus mas de 600 páginas son una auténtica aventura que hace que lo devores (al menos a mi me pasó). Como lo tenía, y además en una edición de lujo que publicaron hace unos años, se lo saqué para que empezase cuanto antes. Al verlo dijo que «ese no era» que el que tenía que leer era una versión reducida de apenas 200 páginas que habían sacado.
Se me cayó el alma a los pies. No por el hecho de que exista esa versión reducida, que entiendo que para primeros lectores puede ser válida, aunque siempre preferiré leer la original. Lo que mas me molestó es que les den esa alternativa. Puestos a reducirlo que les manden leer el resumen de otro lector, o que les manden ver algunas de las versiones cinematográficas que han hecho.
¿Como pueden pensar que eso es una buena difusión de la cultura?. Tienen 14 y 15 años, son adolescentes que pueden (deben) leer libros que les formen pero les están enseñando a que es mejor hacer el mínimo esfuerzo. Si existe una versión de 20 páginas, mejor que la de 200. Por favor, un poco de seriedad. Si lo que quieren es que lean un libro de menos páginas que les manden uno, pero que sean ENTERO, La Isla del Tesoro por ejemplo.
¿Que les estamos enseñando?. Ya de por si la juventud de ahora lee poco, escribe menos y están usando el lenguaje de una manera bastante discutible. Pues nada que ahora se lean los libros solo por la parte de atrás, con ese resumen podrán hacerse una idea de que vá. Todo lo demás (el lenguaje utilizado, las metáforas, la riqueza linguistica, el interés capítulo a capítulo, el universo que genera cada libro, las aventuras compartidas, el misterio, el pensamiento, etc), son cosas que no parecen interesantes de fomentar. Que tristeza!
Menuda vergüenza. Con lo que molaba ese libro.
Gabriel, amigo, esto que sucede en la enseñanza es fruto de anteriores políticas de educación. Ya hemos hablado alguna vez que lo que se debería de hacer en política, en la cultural una de ellas, es consensuarla.
Es más, debería de mirarse como ‘pacto de Estado’, en el que independientemente de quien gobierne, la enseñanza que no nos la toquen.
Tu reflexión es muy certera y la comparto. Si nos mutilan hasta la cultura, ¿qué nos queda?
Ayer, mi hija Elisabeth, termino de escribir su primer relato de 30 páginas. Le animé a que de aquí a Navidad escriba tres o cuatro relatos. Así, le dije, te ayudará a publicar tu primer libro de relatos. El librito, que lo presentaba hoy, está lleno de dibujos suyos, muy bien estructurado y demás.
Pero, a lo que voy. Su vocación literaria, no sé el futuro lo que le deparará, en el colegio no esta incentivada. Menos mal que quedamos los padres, que son los verdaderos educadores de los hijos. Porque, ¿El colegio es el lugar para educar o para enseñar?
Tu propuesta y queja se enmarca en la segunda. Me parece a mí. No sé.
Un abrazo y gracias,
Completamente de acuerdo, Gaby.
La verdad es que si a lo poco que se lee y a la poca motivación se añade la mutilación, vamos buenos.
He de reconocer en honor a la verdad que todos tuvimos épocas de pereza lectora, pero al final descubrimos el placer que supone.
Parece que el objetivo es saber de qué va el libro. Pues les podían decir que de una ballena y todos tranquilos. La lectura, afortunadamente, no tiene como fin el resumen sino el placer íntimo de la palabra, una a una, en todo el texto literario.
Tiene razón Diego en que en la familia (padres) deben encontrar nuestros hijos una o la escuela. Pero poco nos ayudarán posturas como estas. No creo que sea postura política el que una profesora mande una edición resumida de un texto. No pongamos excusas a lo inexcusable.
Pues eso, lamentable. Esperemos que las cosas mejoren tras las elecciones 😉
Antonio